domingo, 12 de junio de 2016

Con reforma arancelaria y más impuestos se evitan la inflación y la recesión

El sector privado pide tratamiento diferenciado para agricultura e industria. Se exportaría más, bajaría la pobreza y mejoraría igualdad del ingreso.

Con una iniciativa como una reforma arancelaria, el país podría llegar a alcanzar niveles más altos de exportaciones.
Con una iniciativa como una reforma arancelaria, el país podría llegar a alcanzar niveles más altos de exportaciones.

Pese a que el Gobierno ya había tomado la decisión de bajar a 0 hasta mediados de este año los aranceles de productos como ajo, lenteja, fríjol, aceites refinados –los cuales con sus alzas han impactado la canasta familiar–, expertos insisten en que reducir aún más las barreras para importar otra clase de alimentos será la fórmula clave para fortalecer la pelea contra el incremento de la inflación.

Sin embargo, Juan José Echavarría, excodirector del Banco de la República, argumentó que más allá de combatir el reciente incremento del costo de vida con maniobras como estas, debe ponerse en marcha este año una reforma al sistema arancelario orientada a lograr una mayor equidad entre los sectores de la economía, a eliminar las protecciones de algunos renglones, a incrementar la oferta exportable, a aumentar las ventas externas y a desestimular el contrabando.

“Tenemos aranceles del 70, 80 y 100 por ciento para la carne, el arroz y otros alimentos. Sería una ayuda muy grande para el Banco de la República si se lograra bajar esto a cifras como el 30 por ciento que son más razonables”, explicó.

“Los ministerios de Comercio y Hacienda dicen que quitemos aranceles. Pero lo más difícil es poner de acuerdo a los ministerios”, señaló Rafael Mejía López, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) quien cree que eliminar las barreras de productos básicos no va a solucionar nada. 

Según Echavarría, el arancel colombiano tiene un promedio de 8 por ciento (en el sector agrícola el promedio es del 15 por ciento). Pero se está trabajando con el Ministerio de Comercio y el sector privado en una propuesta para modificar el sistema, que tiene problemas como las grandes dispersiones que se han generado en los últimos años.

Dentro de las ideas que están en discusión entre expertos, Gobierno y sector privado, explicó el Excodirector, se busca que los aranceles se homogeneicen, lo cual quiere decir que estos no deberían ser tan diferentes en un mismo capítulo.

De ponerse en marcha una eventual reforma arancelaria, señaló, debería darse un tratamiento diferenciado para la agricultura y para la industria. Con una iniciativa como esta, argumentó Echavarría, el país podría llegar a alcanzar niveles más altos de exportaciones, reducción de la pobreza, corrección de la inflación, crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y mejorar la igualdad del ingreso.

Y en medio de la discusión, el gremio agrícola ha dejado claro que es necesario que el sector público y el privado deben lograr establecer medidas eficientes y benéficas para disminuir y estabilizar la inflación total y de alimentos. “Esta no puede ser una decisión apresurada que genere futuros desequilibrios económicos”. A lo anterior, de acuerdo con la SAC, debe sumarse una política comercial clara.

15
%
es el arancel promedio del sector agrario.

César Ferrari, exdirector del Banco Central del Perú y docente de la Universidad Javeriana, afirma que una reducción de aranceles es buena para el país ya que en la actualidad presenta el nivel promedio más alto de América Latina. “Colombia ha sido proteccionista, y ahora la defensa del sector interno es la tasa de cambio, que es buena”.

Y aunque emprender una reforma arancelaria podría llegar a contribuir en la reducción de la inflación, señaló, no hay que olvidar que el aumento del costo de vida (que a febrero llevó la inflación anual a 7,59 por ciento) tiene que ver con la prolongación de la sequía y con la devaluación del peso.

Finalmente, Echavarría advirtió que además del tema arancelario, el Banco de la República no puede dejar que las expectativas inflacionarias tengan impacto, lo cual obligará a subir más los tipos de interés. “De todas formas debe haber incrementos adicionales en las tasas, ya que estas son reales negativas (están en 6,25 por ciento)”.

DÉFICIT, UNA VARIABLE PREOCUPANTE

Para el excodirector del Banco de la República, Juan José Echavarría, además del tema arancelario resulta preocupante el hecho de que el déficit en la cuenta corriente siga en niveles elevados. 

“Lo que sí es muy grave es el déficit externo y en la cuenta corriente. Eso implica destorcidas grandes de cuenta corriente con recesiones. Estamos en un déficit parecido al de 1998, que se arregló en un año con una recesión gigantesca”, explicó el experto.

Ajustar la economía, sin caer en recesión, necesita de más impuestos y de reformas arancelarias para reemplazar el hueco petrolero con agro, industria y otras actividades.

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