miércoles, 11 de marzo de 2015

Preocupaciones del Emisor

Junta del Banco de la República

El precio del petróleo, la devaluación, el menor crecimiento de 2015 y el Niño preocupan a la Junta Directiva del Banco de la República. ¿Para dónde irán las tasas?


Los nubarrones del entorno actual generan incertidumbres sobre el momento en que se hará el próximo movimiento de tasas del Banco de la República. En términos de precios existen presiones en direcciones opuestas. Dos razones indicarían que el Banco debería subir tasas, mientras que otras dos señalan que el Emisor debería generar estímulos monetarios.

Dentro de las razones para aumentar las tasas de interés, la primera es el impacto para los hogares de la subida del precio de los bienes importados, como consecuencia de la devaluación. Mientras la segunda es el recrudecimiento en marzo del Fenómeno del Niño, el cual podría generar restricciones en la oferta de algunos productos de la canasta básica. Por otra parte, la previsible contracción de la demanda agregada, causada por la reforma tributaria, y una probable reversión de la cuenta corriente, harían necesaria una reducción de tasas de interés. Es este escenario de fuerzas al que se enfrenta el Banrep.

La devaluación

Los consumidores ya prevén el efecto del pass-through (transmisión de los cambios en la tasa de cambio sobre la inflación), tanto así, que muchos adelantaron la compra de vehículo en 2014, intuyendo un mayor precio del dólar en los años siguientes. Fue así como se generó un récord histórico de ventas de vehículos nuevos, el cual llegó a la suma de 328.526 en todo el año, cifra 11,8% mayor en comparación a 2013.

Un documento reciente de Hernán Rincón y Norberto Rodríguez, investigadores del Banco de la República, sostiene que los efectos de la tasa de cambio sobre la inflación de importados son incompletos y asimétricos. Que sean incompletos quiere decir que la variación en la tasa de cambio se transmite menos que proporcionalmente, sin importar el plazo considerado en la inflación de bienes importados. Según el análisis “estos varían entre 12% del tamaño del cambio en los dos primeros trimestres, y 88% en el mediano plazo”. De otra parte, que sean asimétricos quiere decir que dependen del estado en que se encuentre la economía. Es decir, que el efecto de la devaluación es mayor sobre el IPC, cuando la economía está en auge (creciendo por encima del producto potencial).

Según lo anterior, el hecho de que el país esté creciendo por debajo del producto potencial hace creer que ese rango amplio del impacto en la inflación (12%- 88%) no sería tan alto. Lo que sugeriría que los precios de los bienes importados no crecerían más de 20% de la variación de la tasa de cambio. Es de resaltar que el ajuste en precios se genera por una sola vez y su efecto no dura más de seis meses.

El Fenómeno del Niño

Los riesgos de eventos asociados al clima son relativos e históricamente su efecto sobre la inflación ha dependido de la intensidad del mismo. Por esta razón, y dado que se espera un impacto pequeño sobre la oferta, el efecto que prevén analistas de mercado podría ser bajo. Incluso, un análisis de Edgar Caicedo, del Banco de la República, quien revisó la evolución del clima desde la década de los cincuenta, señala que “en algunos episodios anteriores, el proceso (del Niño) se interrumpió a mitad de camino”.

Cuenta corriente y PIB

Para nadie es una sorpresa que, si bien Colombia ha registrado adecuados niveles de crecimiento, en los últimos 5 años, este ha sido generado por el elevado déficit de cuenta corriente, el cual cerró 2014 en 4,8% del PIB y que, según cifras de Credicorp, alcanzaría 5,3% en 2015. Esto quiere decir que han sido mayores las importaciones que las exportaciones, generándose así un endeudamiento con el exterior.

Lo anterior sugeriría que el país enfrenta una “reversión de cuenta corriente”, menos intensa que la vivida en Chile. Por esta razón, algunos analistas y gremios como Asobancaria creen que caerá el consumo y la inversión. Hecho que hace prever una tasa de crecimiento del producto menor a 4% para 2015 (ver Especial “En qué invertir” Pág. 56). Además, como señala un informe reciente de Credicorp, el momento de los principales socios comerciales y los niveles actuales del precio del petróleo refuerzan esta idea.

Existen otros hechos que causan incertidumbre. Uno de ellos está asociado al entorno internacional; la lenta recuperación de la economía global, las turbulencias en Europa y las bajas perspectivas de crecimiento en China, ponen palos adicionales a la rueda. Uno mas es el panorama difícil que enfrentan algunos países vecinos, de bajo o negativo crecimiento y altos niveles de inflación, hechos que generarían, como ha sucedido en el pasado, algún tipo de contagio para países que, como Colombia, han hecho bien la tarea.

A partir de este balance, el mercado está esperando, según la más reciente Encuesta de Opinión Financiera de Fedesarrollo, que la Junta del Emisor responda bajando tasas en los próximos meses. Esto es así porque son más las sombras que genera crecer por debajo del producto potencial, que los riesgos de un aumento de los precios.

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Es un hecho que cada vez menos analistas le creen a la proyección de crecimiento de 4,2% a la que le apuesta el Ministerio de Hacienda y esperan que en enero el Banco de la República revele un pronóstico menos optimista que el actual (4,3%). La devaluación, la contracción de la demanda, el Fenómeno del Niño, el débil desempeño de la economía global, la caída de los precios del petróleo y la alta dependencia del crudo en los ingresos de la nación; sugieren que, pese a estar mejor que otros países similares, el escenario que enfrenta la cuarta economía de la región no es fácil, pudiendo ser peor si el crudo sigue cayendo; situación de la que no estamos exentos.

Ya en el pasado Lavan Mahadeva, exasesor del Gerente del Banco de la República, recordaba que “los récords están para romperse”. Un barril de petróleo por debajo de los US$35 sería un buen ejemplo.

El cumplimiento de la meta de inflación es quizá el mayor activo del Emisor. Por esta razón, en el pasado se han tomado decisiones impopulares como señal de este compromiso, omitiendo presiones políticas. Pero también se han favorecido los estímulos monetarios para retornar a la senda de largo plazo. Ante el panorama gris de 2015 y los indicios de un negro 2016, la Junta del Emisor tendrá que pensar muy bien los próximos movimientos.

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