lunes, 4 de mayo de 2020

La baja cobertura, la desigualdad y el riesgo fiscal son los grandes retos del sistema pensional colombiano

Mauricio Olivera González, director de Econometría Consultores 

Los cambios demográficos, el desempleo y las nuevas tendencias laborales son los grandes desafíos que han puesto en riesgo la sostenibilidad del sistema pensional colombiano. Cada vez es más complejo mantener un equilibrio entre el gasto fiscal y la garantía de beneficios para todos los colombianos. 

Para Mauricio Olivera, director de Econometría Consultores, incentivar el ahorro, evaluar el mercado laboral y complementar el Régimen de Prima Media y el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad, deben ser las apuestas fundamentales del Estado para reducir los niveles de desigualdad y sacar adelante una reforma pensional eficaz. 

Ahora que el Gobierno se alista para debatir una reforma pensional, ¿cuáles considera que son los objetivos principales a los que debería apuntar la visión de esta política? 

Hay tres puntos principales: la baja cobertura del sistema pensional, las desigualdades actuales y el reto financiero. De ellos, la cobertura es el más importante. Infortunadamente, solo el 30 % de los colombianos tiene pensión. Incluso, hay muchos adultos mayores que no tienen un ingreso en este momento y esta es una de las causas que genera mayor pobreza. De hecho, buena parte de este fenómeno se centra en esta población. 

Por otro lado, cerca del 30 o 35 % de los trabajadores cotiza; es decir, hay una gran proporción que está por fuera de la seguridad social y, por consiguiente, no se va a pensionar. Por eso, es importante buscar una mayor cobertura para todos los colombianos. 

En segundo lugar, están las desigualdades. La más grande tiene que ver con que el Régimen de Prima Media, que administra Colpensiones, da subsidios para todas las pensiones, pero, las personas que reciben una cantidad más alta son aquellas que tienen mayor capacidad de ahorro. 

Por ejemplo, un subsidio a la pensión del salario mínimo es de 120 millones de pesos, aproximadamente. Mientras que, para una mujer que se pensiona antes, dada la legislación, y cotizó sobre 25 salarios mínimos (que es el nivel máximo), el beneficio puede llegar a los 900 millones de pesos. Es una desigualdad clara que se debe revisar. 

Otra desigualdad importante es que las pensiones son diferentes. Las personas obtienen, en general, pensiones más bajas en los fondos privados de pensiones que en el Régimen de Prima Media. 

Finalmente, está el reto financiero. Se deben destinar alrededor de 40 billones de pesos del presupuesto de la Nación; es decir, lo que pagamos los colombianos en impuestos, para cubrir el faltante que hay en pensiones. Esto sumado a lo que los ciudadanos cotizan. Pero, de todas maneras, no todo este dinero va para Colpensiones. Esta entidad recibe la menor cantidad, (cerca de 11 billones de pesos), y es la que más pensionados tiene. 

Así las cosas, el dinero restante es destinado a los regímenes especiales, los maestros, las Fuerzas Militares y la Policía. 

Como usted lo menciona, uno los problemas más graves del sistema pensional colombiano es su bajo nivel de cobertura. Desde su perspectiva, ¿cómo se podría afrontar esta problemática? 

Teniendo en cuenta la baja cobertura, es necesario incentivar el ahorro en los colombianos para que puedan consolidar los ingresos en su vejez. El mismo Gobierno lo ha dicho: no solo se trata de una reforma pensional, sino de un sistema de protección para la vejez. 

La reforma que más se ha discutido es la de pilares. El primero de ellos es Colombia Mayor, que es el programa que da un ingreso monetario a los adultos mayores que no alcanzaron a ahorrar durante su etapa laboral. El segundo está relacionado con los Beneficios Económicos Periódicos (BEPS), que fueron diseñados como un mecanismo para que todas aquellas personas que están en la informalidad tengan una posibilidad de ahorrar algo de sus ingresos subsidiados por el Gobierno. El tercero, que hace referencia al sistema pensional, propone que los dos regímenes no compitan entre sí, sino que se complementen. 

¿Por qué es necesario pensar en una integración entre ambos regímenes? 

En Colpensiones las pensiones son muy altas y, por ende, el costo fiscal es insostenible; y en el ahorro individual, estos beneficios son muy bajos. Por eso, la complementariedad es lo más justo para todos los colombianos. 

Este tema necesita enfocarse mejor. El debate no se debe centrar en cerrar o no Colpensiones. Creo que no es lo más adecuado. Tenemos que buscar el equilibrio entre los dos regímenes para que las pensiones no sean muy bajas y las personas reciban algún subsidio que promuevan una política fiscal sostenible. 

Un gran reto es la demografía. La población está envejeciendo cada vez más y la tasa de natalidad es más baja. Además, hay menos jóvenes para pagar las pensiones de los adultos mayores. Así las cosas, este panorama nos implica una necesidad de mayor ahorro o de menor gasto. 

A esto se suman los retos del mercado laboral cambiante y la tecnología, que están creando otras formas de trabajar en las que no hay muchas posibilidades de ahorro. Entonces, hay que equilibrar y complementar los dos regímenes. 

¿Qué iniciativas podrían permitir un equilibrio entre el costo fiscal y los beneficios que reciben los ciudadanos? 

Como lo mencioné, el mercado laboral está cambiando y esto es un desafío complejo. No todos los colombianos trabajamos de 8:00 a.m. a 6:00 p.m. en un puesto fijo, donde podamos cotizar mensualmente. Por el contrario, la independencia de los empleados está creciendo y hay muchas personas trabajadoras sin un contrato laboral formal. Un ejemplo de ello son los conductores de taxi, que tienen un acuerdo comercial. Asimismo, hay personas que trabajan por días. En este sentido, el mercado laboral actual es más flexible, por eso, es necesario acercar la normatividad a esta realidad. 

Las cifras del Dane muestran que el desempleo juvenil viene en aumento y pone en riesgo la sostenibilidad del sistema pensional. ¿Cómo seguirá impactando esta tendencia?, ¿cómo se debe preparar el sistema para cubrir el impacto a futuro? 

El desempleo es uno de los grandes problemas del país. Infortunadamente, este índice, que después de ocho años estuvo por debajo de los dos dígitos, llegó al 10,5 %; y, entre este total nacional, el nivel más alto se concentra en los jóvenes. 

Las razones de estas cifras tienen que ver con que muchas empresas buscan jóvenes con experiencia que no tienen y con la falta una revisión de la formación para el trabajo. Es necesario que la juventud cuente con una educación que le permita insertarse más fácilmente en el aparato productivo. 

Obviamente, ese alto desempleo termina afectando el sistema pensional, porque cada vez hay menos jóvenes que cotizan para pagar las pensiones de los adultos mayores. Entonces, hay dos grandes retos en el sistema pensional: lograr que la juventud cuente con mecanismos para cotizar para su futuro por medio de un trabajo y obtener suficientes recursos para pagar las pensiones de la población mayor. Lo anterior implica revisar el mercado laboral de los jóvenes. 

Otro problema de Colombia y Latinoamérica en general es la baja productividad laboral. Las cifras muestran cómo los colombianos trabajamos más tiempo que una persona de Estados Unidos, pero solo producimos un tercio de lo que hace este trabajador. 

Entonces, si los jóvenes se preparan con las habilidades técnicas y personales para producir eficientemente en el mercado laboral, crearemos un círculo virtuoso, porque trabajadores más productivos y capacitados ayudarán a las empresas a crecer y, por ende, las compañías pagarán mejores salarios y contribuirán al crecimiento del país. 

Otros países, como Francia y Chile, han dispuesto espacios para resolver sus sistemas pensionales. ¿Qué lecciones le dejan estas experiencias internacionales a Colombia? 

Chile es una muestra de que solo uno de los dos regímenes no funciona. Desde la época de Pinochet, este país optó por el ahorro individual únicamente, que ofrece pensiones bajas; sin embargo, seguir este modelo no sería conveniente para la sociedad. 

Creo que la lección es clara. En Chile llevan casi cuatro años protestando en contra del ahorro individual, precisamente, por las pensiones bajas. 

El Estado también tiene que participar no solo con los subsidios actuales, sino con unos que estén enfocados en las personas con condiciones económicas más vulnerables. 

Francia, por su parte, está buscando eliminar los 42 regímenes especiales. Esto ha sido complejo a nivel político. Sin embargo, en Colombia se ha logrado. De hecho, en este momento los dos regímenes que existen son los de los maestros y las Fuerzas Militares. En este sentido, estamos mucho más avanzados. 

Una de sus recomendaciones fue el reordenamiento de Colpensiones. ¿Cuáles son las mejoras que sugiere para su fortalecimiento? 

Considero que una de las mejores políticas que diseñaron en Colpensiones, además de cumplir a tiempo con los trámites y las liquidaciones, fue el servicio al ciudadano. 

Los asuntos pensionales son, en general, muy complejos, y la teoría económica ha demostrado que entre más difíciles sean las cosas, menos atención les pondremos. Adicionalmente, los jóvenes no piensan a largo plazo y no ahorran pensando que les falta mucho tiempo para pensionarse o que el sistema es muy engorroso. Por eso, la atención al ciudadano y la educación sobre el sobre el sistema pensional son importantes. 

Por otro lado, aunque Colpensiones eliminó muchos atrasos, es necesario seguir trabajando en la transformación tecnológica, porque esto generará mayor eficiencia. Además, menos manos entrarán a tomar las decisiones y, en efecto, evitaremos los riesgos de corrupción.

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