martes, 3 de diciembre de 2013

Márgenes mínimos y máximos de ganancias?

La inflación en Venezuela está fuera de control. La escasez de productos supera el 20% y la calidad de vida de los venezolanos está en juego. Mucho de esto, debido al desestímulo que ha tenido el mercado, por las acciones económicas de los gobiernos revolucionarios y por un juego de precios que algunos empresarios o comerciantes han desarrollado, subiendo precios de los productos bajo el exceso de demanda por los mismos, y no por razones puras de costos, dólar negro y distribución. Esta situación ha llevado al presidente Maduro a tomar medidas extremas y peligrosas en el mercado.

La orden es vigilar precios y permitir que las personas saqueen los establecimientos que, según el Gobierno, tengan los precios desbordados y estén haciendo usura; esto llevará a una anarquía comercial y violencia innecesaria, seguidas del control de precios y, por primera vez en la historia, a la vigilancia de márgenes y utilidades.
El control de precios ha demostrado su ineficacia en Venezuela, ya que la inflación sigue desbordada, y lo que se logró fue un fuerte desabastecimiento. Ahora, si se buscan controlar los márgenes para tener ‘precios justos’ en el mercado, se puede llegar a niveles de desabastecimiento mucho más altos y a la desaparición de productos.
El rol del Estado como regulador es fundamental, pero no debe llegar a ser controlador, o de lo contrario las motivaciones de los agentes se verán afectadas y se saldrán del mercado. Venezuela está defendiendo su revolución con los dientes, y sin querer está mordiendo a la población que paga productos más caros, no consigue bienes y está perdiendo calidad de vida.
Estas medidas tienen que ver con las próximas elecciones, que algunos consideran un plebiscito al Gobierno, y podrían estar buscando algunos réditos políticos, lo que causará una profundización en la lucha de clases, que ya pasó de los ‘burgueses’ contra el pueblo, a los que trabajan, producen y comercializan contra aquellos que son beneficiados por las medidas del Gobierno.
Desafortunadamente, en Venezuela es más importante la economía política que la política económica, e inevitablemente esto genera votos y no productividad ni competitividad. El país vecino es hoy ejemplo para muchos políticos del ideario del socialismo del siglo XXI, pero pocos se han dado cuenta de que Rusia, China e incluso Vietnam van en un sentido contrario, logrando mejores crecimientos y aumento de la competencia en sus países, al punto de que China está flexibilizando su norma de natalidad para asegurar mano de obra futura.
La inestabilidad política del régimen lleva a que se busque mantenerlo a cualquier costo, y esto ya llegó a puntos en los que el mercado está siendo afectado y se limita la motivación al logro, lo que no es sostenible en el tiempo, como lo demostró la historia del comunismo en el siglo XX. Esto inevitablemente llegará a ideas como el partido único, la estatización del sector productivo y que el Estado financie gran parte de la economía, limitando la capacidad de los venezolanos de lograr sus metas personales.
Una vez más, la libertad individual está en juego debido a la limitación de las libertades económicas, con la nueva figura de ‘márgenes mínimos y máximos de ganancias’, corrompiendo el equilibrio del mercado.

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