viernes, 27 de abril de 2018

Empresas y sostenibilidad

Cuando las empresas logran entender la Responsabilidad Social Corporativa desde el corazón, el impacto se multiplica a la n. 

Milton Friedman publicó un artículo seminal en la revista Times en 1970 donde expresaba su desacuerdo con que las compañías tuvieran un foco diferente a producir utilidades. En ese momento Friedman era considerado el economista más importante de Estados Unidos y por ello este postulado se volvió un consenso y un dictamen para compañías alrededor del mundo.

En este medio siglo son, sin embargo, muchos los aportes que la ciencia y la práctica de la economía y la gerencia han traído a la mesa. Personalmente, creo que la ruptura del muro de Berlín y por ello “El Fin de la Historia” de Francis Fukuyama con el subrayado de la ‘prevalencia de la democracia liberal’ es uno de los elementos que contraría el postulado de Friedman.

Y lo contraría porque, así como el sistema económico de los países comunistas demostró su total incapacidad para darles a sus pobladores un nivel de vida siquiera aceptable, aparatos estatales democráticos como el nuestro demuestran todavía profundas flaquezas. Aunque la gran mayoría de ellas son producto del clientelismo y la corrupción, está claro hace tiempo que la capacidad del Estado para resolver sus problemas no puede ser solo tema del establecimiento político.

La sociedad civil debe “echarle el hombro” de manera especial y aquí es donde tienen que entrar las empresas de cualquier tamaño a hacer valer su responsabilidad con la sociedad; y se establecen además los elementos prácticos que afirman las bases de la controversia con Friedman.

En virtualmente todos los países un número de compañías han ido adhiriendo a la caracterización AAA, donde la primera A significa Sostenibilidad Económica, la segunda Sostenibilidad Social y la tercera Sostenibilidad Ambiental. La primera compañía que conocí personalmente de estas características fue Natura, líder brasileño en cosméticos, cuyo liderazgo en buena parte hacia el AAA se debió a uno de sus fundadores, Guilherme Leal. Dijo Guilherme en una conversación reciente que la génesis de su pensamiento viene del poder de la idea de hacer negocios para co-crear una economía global sostenible.

Hoy es claro que la inversión privada sostenible liderada por grupos como el B-Team (donde Leal está con Branson, Polman –de Unilever– y Yunnus), The ImPact, el Family Business Network (FBN), Synergos o el Green Down Jones Sustainability Index ha rodeado el mundo. Los profesores de Harvard/SEKN Michael Chu y Jim Austin estiman el impacto de los negocios inclusivos en una cifra superior a los US$200.000 millones/año.

Pero Colombia es un lugar donde no hemos sido ajenos de manera alguna al proceso. La Asociación de Fundaciones Empresariales (AFE), Filantropía Transformadora, FBN Col o Compartamos con Colombia empiezan a jugar en el país un papel destacado en la forja de capacidades de sostenibilidad de las fundaciones; en un reciente estudio de la AFE, se estima el patrimonio de las fundaciones en Colombia en más US$1.500 millones; y que el número de estas se ha doblado desde el año 2000. En la Fundación Empresarios por la Educación (FExE) se estima el gasto privado en mejoramiento de la educación en $120.000 millones de pesos/año, doblando la cifra de hace una década.

Los gremios empiezan a manejar fundaciones y a preocuparse con el tema como lo hacen las Cámaras de Comercio y las “Proantioquias” en Cali, Barranquilla y Bogotá; ojalá avancen muy rápidamente. Es un tema que les corresponde a fondo. El Consejo Privado de Competitividad y otras entidades crearon un equipo para hacerle seguimiento y darle apoyo a la implementación del Proceso de Paz.

En Alquería hemos definido nuestra competencia no con las otras compañías de lácteos, sino con las grandes fundaciones de alto impacto, como la Fundación Carvajal, la Fundación Saldarriaga Concha, la Fundación Corona o la Fundación Santo Domingo. Hemos escogido tres focos para ejecutarlos pero desde el corazón: nutrición a través de la labor con los Bancos de Alimentos, Apoyo a la Educación Pública en la región de influencia y empezar a buscar sostenibilidad económica y ambiental para cada uno de sus 11.000 pequeños productores de leche.

Tampoco podemos plantear un país corporativista donde las empresas se tornen en Estado –así a algunas nos haya tocado en el pasado ‘asumir algunas de sus funciones’–. Pero sí donde –substrayendo los conflictos de interés– le sumemos al Estado las capacidades necesarias para avanzar en temas en que podemos colaborar. Como empresarios, nuestras inversiones tienen la capacidad de tomar riesgos, ensayar nuevos modelos y cometer errores que el Estado no puede. Debemos ser audaces y pensar en grande. Pero también hace la diferencia si ponemos ese pensamiento en el corazón de toda la compañía en el trabajo de Responsabilidad Social Corporativa. Ahí es que el sentido de propósito toma una gran aceleración.


https://www.dinero.com/edicion-impresa/opinion/articulo/empresas-y-sostenibilidad-por-carlos-enrique-cavelier/256735?utm_source=newsletter&utm_medium=mail&utm_content=dinero&utm_campaign=2018_04_03

No hay comentarios.:

Publicar un comentario