sábado, 18 de marzo de 2017

Qué es la tasa de usura y en qué nos afecta?

Revise este tope que se fija a los intereses que cobran los bancos por sus créditos. Si es de los que usa la tarjeta de crédito para casi todo ¡pilas! porque a lo mejor lo único que está haciendo es trabajar para enriquecer más a los bancos.

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Aquel amigo, conocido o empresa que cobra más de la cuenta por cualquier peso que presta, por lo regular recibe el apodo de usurero o incluso estafador. Sin embargo, para que exista ese “más de la cuenta” debe determinarse un interés que sea un precio justo y razonable, dos calificativos que, algunas entidades financieras o en el peor de los casos prestamistas, desconocen.
Al igual que en la plaza de mercado, donde entran en una negociación el campesino que vende sus productos y la ama de casa interesada en comprarlos, el precio justo es ese valor en el que la transacción es aceptada por las dos partes y, por tanto, la ama de casa puede llevar los productos a su hogar y el campesino habrá recibido una compensación satisfactoria por su labor.
Así, de igual manera, se establece el interés bancario corriente, que no es más que la tasa que las entidades financieras le otorgan a los créditos (que nosotros los usuarios, aceptamos) y que la Superintendencia Financiera certifica, buscando precisamente establecer el estándar de lo que en un mercado financiero sería “justo y razonable”.
Ahora bien, como la usura es ese cobro “a más de la cuenta”, pues la tasa de usura es ese interés bancario corriente multiplicado por 1,5; es decir, un 50% más de esa tasa base. Recuerde y tome nota: todo cobro de interés que supere esta tasa es considerado ilegal y usted está en deber de denunciarlo ante la Superfinanciera.
Resulta que por lo regular los bancos ni cortos ni perezosos, ajustan las tasas de las tarjetas de crédito a la máxima tasa permitida por ley. En otras palabras, sin control, hacen lo que se les viene en gana con los usuarios y clientes que, por necesidad o desconocimiento, corren a las entidades financieras a pedir cada vez más tarjetas de crédito.

Solo basta con recordar que, según este medio, a junio de 2016 en Colombia había más de 14,3 millones de tarjetas de crédito vigentes, a través de las cuales se había hecho compras por 4,1 billones de pesos, en el mismo periodo de tiempo. Un exabrupto total que a mi modo de ver siempre va a enriquecer a los bancos y a empobrecer a los inocentes clientes.
Así las cosas, solo a modo de consejo, revise el próximo extracto bancario que reciba por su o sus tarjetas de crédito, haga un presupuesto de sus ingresos y egresos mensuales, y determine cuál es el monto máximo que puede (y debería) pagar para saldar, cuanto antes, ese roto que se forma en su billetera cuando asume los altos costos de interés que le cobran los bancos por las compras que hace con esos peligrosos plásticos.
Ahora, no se trata tampoco de satanizar el crédito, podría considerarse como un aliado que puede ayudar a mejorar las condiciones de vida de las familias o superar algún imprevisto que se presente, pero que mal manejado puede convertirse en un eterno dolor de cabeza.

Es por esto que no se recomienda devolver las tarjetas al banco y darse golpes de pecho prometiendo no volver a utilizarlas, sino aprender a darles un manejo responsable. Sí, lo sé, suena facilísimo y personalmente he sentido las mismas ansias cuando tengo la tarjeta en la mesa de noche guardada y además con el cupo lleno. Difícil, pero toca controlarse.
Por ejemplo, ¿Cuántas personas se acostumbraron a pagar la rumba, el trago o el paseo con la tarjeta de crédito a costa de sobrevivir el resto del mes o incluso del año cubriendo los costos de los intereses, cuotas de manejo y comisiones por avances?, ¿No sería mejor que esos gustazos se cubrieran con el dinero que realmente se tiene? Suena fácil, reitero, pero hay que dejar de cometer estos errores financieros que, más tarde que temprano, terminarán reventando el bolsillo.
Pero ¿Qué pasa si no se tiene ni para un helado en la esquina? Para que no le suceda esto, presupueste bien sus egresos (deudas), haga un listado de cada uno de sus gastos semanales y no deje por fuera ni el más mínimo centavo. Luego de hacer este ejercicio de seguro encontrará el hueco que lo deja siempre sin plata al finalizar el mes debido a las compras innecesarias que hizo y en la que se gastó, quizás, la plata que ni siquiera tenía.
Ahora, si aun haciendo este presupuesto, siente que se queda sin un peso y que tampoco le alcanza el dinero, entonces échele la culpa al banco que le cobra lo que quiere en intereses por las compras que hace con la tarjeta (s) de crédito.
Pero si definitivamente necesita, sí o sí, utilizar la tarjeta hágalo, pero haciendo compras a una sola cuota, esto debido a que la mayoría de los bancos no cobran intereses por un solo mes, o en su defecto cobran tasas más bajas.
En conclusión, con los altos costos de la financiación que cobran actualmente las entidades financieras, es urgente priorizar las necesidades personales y familiares para que se pueda vivir mejor, aprovechando los recursos que se tienen disponibles.
Soldado advertido …
Lo mejor es organizar sus gastos controladamente, esta es una opción para quienes no se la llevan con la idea de un presupuesto...

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