miércoles, 30 de octubre de 2013

El misterioso Fondo Premium

invmisteriosofondopremium1_. Rodrigo Jaramillo

Un paseo en yate de Tomás Jaramillo y el hallazgo de los primeros listados oficiales de los inversionistas del Fondo Premium hacen parte de un nuevo capítulo del caso InterBolsa.

 
El 26 de julio, mientras Tomás Jaramillo disfrutaba a bordo de un yate privado en las Fiestas del Mar en Santa Marta, numerosos inversionistas del Fondo Premium –creado por él como socio gestor– pugnaban por recuperar su dinero. En el mismo momento en que la nave recalaba cerca de una playa exclusiva en la bahía, miembros del equipo de liquidadores de la Superintendencia de Sociedades en Bogotá consolidaban dos listas: la de los primeros 1.059 clientes del Fondo que formularon oficialmente sus reclamaciones y la de 780 que ya lograron acreditar su condición de acreedores por un monto total que suma por ahora $206.000 millones.

A bordo del yate Gaia, Jaramillo departía con su familia y con personas con amplio ascendiente en el mundo empresarial. El mismo ascendiente se advertía en nombres de inversionistas de buena fe que inscribían sus reclamos, entre ellos el del actual ministro de Salud, Alejandro Gaviria Uribe, a quien el Fondo le adeuda hasta hoy $103 millones. Este nuevo capítulo de la historia de InterBolsa comenzó a escribirse la última semana de julio, cuando Tomás Jaramillo y su esposa, María Luz Ruano Castro, decidieron aprovechar el receso en que había entrado la audiencia de imputación de cargos de la Fiscalía para irse de vacaciones con sus hijos. Partieron seguros de que ese podría ser uno de los últimos descansos en familia antes de que él tuviera que irse a la cárcel.

Durante una conversación sostenida por aquellos días con reporteros de Dinero en un apartamento en el norte de Bogotá, Rodrigo Jaramillo, padre de Tomás, lo justificó: “Miren, en este país no hay un juez capaz de declararnos inocentes. La galería y los medios de comunicación nos quieren en la cárcel y así nosotros estemos en capacidad de demostrar que jamás buscamos estafar a alguien, allá (a la prisión) iremos a parar”, comentó el expresidente de la holding caída en desgracia. “No podemos negarnos entonces un poco de paz y tranquilidad”, agregó en tono de resignación.

El mismo día en que los Jaramillo Ruano emprendían su viaje, en los estrados se produjeron decisiones importantes que confirmaban la previsión. Un juez resolvió un recurso de apelación sobre el reconocimiento de víctimas del descalabro y otro decidió que la audiencia se reanudara el viernes 6 de septiembre para resolver de entrada las medidas de aseguramiento que pedirá la Fiscalía contra 16 de los implicados.

El descalabro de su compañía y el proceso penal ha tenido para los Jaramillo, según ellos mismos, un costo social y personal enorme. “En los aviones, en los aeropuertos y en las calles ha habido gente dispuesta a golpearme”, dice Rodrigo Jaramillo. Según fuentes del puerto y la Marina de Santa Marta, miembros de familias que descansaban en el mismo sector en la bahía se mostraron entre sorprendidos e indignados por ver a Tomás libre y disfrutando en medio del entorno de lujo con el que siempre ha convivido. “El yate –aseguró una de esas fuentes– está a nombre de Juan Luis Ruano, suegro de Tomás Jaramillo, pero es este el que da las órdenes sobre su operación”. El valor de un yate de este tipo, Cabo 35 Flybridge, es calculado por conocedores en US$320.000.

La nave tiene el mismo nombre de una empresa que María Luz Ruano de Jaramillo y su padre liquidaron recientemente en Panamá.

La lista inédita

Dinero conoció la
lista oficial de los inversionistas del Fondo Premium que ya presentaron sus reclamos.

Hasta el momento del cierre de esta edición quedaban pendientes de inclusión cerca de 201 personas que han preferido permanecer en el anonimato por temor a reclamos fiscales o porque se sienten avergonzadas de que sus nombres queden vinculados a operaciones siniestradas o escandalosas.

Además del actual Ministro de Salud, que en ningún momento ocultó las inversiones hechas mucho antes de que se supiera que InterBolsa y su circuito empresarial colapsarían, aparecen personas con reconocimiento social como excongresistas, empresarios y profesionales independientes. También figuran, sin embargo, personas vinculadas a recientes controversias públicas.

Entre ellas un empresario vinculado al fallido proyecto hotelero del Parque Tayrona y beneficiarios de subsidios distribuidos por el programa Agro Ingreso Seguro durante el gobierno de Álvaro Uribe.

Varios de los clientes han confirmado, como lo informó Dinero en diciembre del año pasado, que fueron invitados a invertir por el empresario Sancho Obregón, quien hacía parte del círculo de amigos íntimos de Juan Carlos Ortiz, también socio gestor de Premium, y de su esposa Viena Ruiz. “Con frecuencia ellos visitaban la finca de Ortiz en los Llanos, pero ahora buscan repudiarlo y culparlo del descalabro”, le dijo a Dinero una de las personas que mejor los conocen.

Los Obregón siguen radicados en España y hasta el momento no han sido requeridos por ninguna autoridad para que contribuyan a hacer claridad sobre la manera como fue montado el modelo de captación de Premium. Más del 40% de los clientes les han dicho a las autoridades que no tenían certeza de la existencia de Premium ni de sus nexos de la sociedad comisionista de InterBolsa a través de un contrato de corresponsalía.

“Lo más escandaloso en relación con este último (el Fondo), fue descubrir que las dos personas naturales promotoras de la operación, desde el año 2000, no solo crearon la sociedad en Curazao para la captación de estos recursos sino que ellos mismos designaron a la firma Eclipse como director gerente en Curazao y esta, a su turno, devolviendo favores los designó como investment advisors, esto es, responsables de definir las inversiones del Fondo”, escribió el abogado Sergio Rodríguez Azuero, apoderado de varias víctimas, en un artículo publicado en la revista de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.

Descubrir las claves de acceso a ese entramado será fundamental para que los responsables asuman su condición y para que los inversionistas defraudados recuperen el dinero y lleguen algún día a puerto seguro, como lo hace el yate de Tomás Jaramillo.

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