martes, 29 de octubre de 2013

El enemigo puede estar adentro

Es verdad que las cosas cambian, pero el grupo también puede.

Busque internamente las razones de un mal momento.

He escuchado muchas veces a la gerencia culpando a la globalización, al TLC, a la crisis y a la competencia por las dificultades en la expansión de su empresa.
A la hora del té, la gente dice con cierto asombro y preocupación: ¡cómo están las cosas!, y les asigna la culpa a las mismas causas mencionadas antes.
A pesar de que esto es vox populi, puede dar una mirada a su alrededor y va a encontrar que hay grupos que están prosperando y sus empresas crecen.
Se puede preguntar qué hacen y en muchos casos descubre que no es nada ilegal, sino que hacen las cosas bien, entregan el servicio o producto a los clientes y mantienen las cosas en marcha, mientras escuchan cómo todos los demás se quejan de lo mismo.
Una revisión exhaustiva de las empresas ha demostrado que las condiciones desfavorables no obedecen a factores externos, sino internos.
Puede parecer falso o inadecuado, pero cuando se está en el frente de batalla, en la operación del día a día, usted puede comprobar cómo la producción no sale, el vendedor no vende, la recepcionista no entrega los mensajes, la sección de despachos no despacha y las relaciones internas se ven bien aunque solo en apariencia.
MIRE HACIA ADENTRO
Lo cierto es que las razones del éxito o el fracaso de cualquier grupo o compañía se encuentran exclusivamente dentro de ella.
Cuando un empresario se enfrenta a esa realidad, se incomoda y trata de justificar los resultados de su empresa diciendo con mucha suficiencia cosas como: “El mercado de los textiles ha bajado un 18 por ciento”.
Bien pudiera ser así, pero la verdad sobre los resultados de SU empresa está dentro de ella, no depende de lo que pasa alrededor, mucho menos cuando esto solo sirve para justificarse y lamerse las heridas.
Sería mejor considerar que, si el problema de la productividad es interno (como en realidad lo es), estaría a su alcance solucionarlo.
Pero si piensa que es externo ya no lo puede manejar y así se vuelve víctima. Ese es el problema. Volverse victima no lleva a crecer sino a justificarse y quedarse tratando diariamente de hacer lo mismo (la rutina de trabajar).
El caso es que si la gerencia se pone de acuerdo con estas justificaciones, el resto de la empresa hará lo mismo, y el resultado es improductividad y algo de desesperanza, cosas muy malas para la economía y para la moral.
Promoviendo estas ‘grandes ideas’ están los enemigos de los grupos. Generan comunicaciones que justifican por qué no se puede alcanzar un mejor estado de producción. Utilizan una serie de medios y mensajes como “el mercado está contraído”, “la competencia está quebrando”, “no se puede pretender tapar el sol con un dedo: si hay crisis, hay crisis”, y cosas similares.
Son expresadas muchas veces de forma sutil y parecen ‘razonables’ y ‘amigables’. De manera que uno puede ponerse de acuerdo con ellas para, al final, encontrarse con que estas ideas impactan en la moral del grupo, crean incertidumbre, generan estrés y bajan la productividad.
Cuando se revisa de cerca a un grupo, se pueden encontrar todas las razones del porqué no prospera. Es un trabajo de investigación y de no ponerse de acuerdo con nada que signifique empobrecer o disminuir el poder del grupo para lograr sus objetivos.
Es cierto que las cosas cambian, pero el grupo también puede hacerlo y jugar a ganar, no importa lo complicadas que se puedan poner las cosas a su alrededor. Eso es lo que hace la gente de éxito: ¡desacuerda!
Por ahora, tal vez usted, querido lector, puede comenzar con no ponerse de acuerdo con nada de lo que está pasando afuera, en el mercado, sino, por el contrario, encontrar formas de atacarlo usando su ingenio, a su propia gente, y ganar. Por eso escribo esto. Espero que gane.

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