sábado, 16 de febrero de 2019

Entre la aceleración local y los nubarrones globales

Reciente edición de La Nota Económica 

Terminado el convulsionado año 2018, lo que queda tras los apasionamientos económicos y políticos es una economía con una incipiente aceleración, con serias debilidades locales y expuesta a un ambiente internacional cada vez menos afable. 

Por el lado positivo se destaca el crecimiento económico. Al cierre de esta edición, las cifras del DANE mostraban que la variación acumulada del PIB en los tres primeros trimestres de 2018 fue de 2,5% frente al mismo periodo de 2017, lo que es un avance de 7 puntos porcentuales entre ambos periodos. Tal situación deja pavimentado el camino para que el año pasado haya terminado con un crecimiento total del 2,7%. 

Lo más representativo de este hecho es que en el tercer trimestre de 2018 todos los sectores del aparato productivo colombiano registraron variaciones positivas, algo que no se veía desde el primer trimestre de 2014. Aquí, la construcción y el sector petrolero dieron una grata sorpresa al dejar un lastre de caídas que se extendía por varios trimestres. 

En la misma línea se han movido las exportaciones, incrementándose un 14% en los primeros 10 meses de 2018, con los combustibles y productos de industrias extractivas como los grandes protagonistas, al crecer cerca del 24% en ese lapso. Así mismo, las ventas de manufacturas colombianas en los mercados internacionales acumularon una expansión del 10% entre enero y octubre del año pasado, lo cual es un viento de cola para la industria nacional. 

Con estos repuntes, se aligera un poco la presión sobre el déficit comercial que actualmente tiene el país y que, a la par, contribuye con el desbalance en la cuenta corriente. 

Desafortunadamente, no hay celebración completa. Los datos disponibles hasta la fecha también dejan ver algunas grietas en las bases de la recuperación del país. 

Uno de los indicadores que preocupa es el desempleo, pues la tendencia a la baja ya se revirtió y la llegada hacia los dos dígitos ya deja de verse tan borrosa. Si bien la temporada de fin de año siempre impulsa la generación de empleo, el rebote a principios de 2019 podría ser más pronunciado que el de años anteriores. 

Por otro lado, los desequilibrios fiscales, que no pudieron ser atendidos en su totalidad mediante la Ley de financiamiento del año pasado, dejan en entredicho la confianza de los inversionistas. Incluso, las calificadoras de riesgo han rebajado sus expectativas sobre la economía colombiana, y, en algunos casos, se ha insinuado que la calificación de grado de inversión podría estar comprometida. Sobra decir que esto sería un golpe muy duro para el país, pues cargaría de incertidumbre a la inversión extranjera al tiempo que encarecería la deuda, y agravaría el complicado panorama fiscal colombiano. 

En el frente internacional las cosas tampoco se ven alentadoras. Como lo mencionamos hace un año en esta misma edición, desde La Nota Económica consideramos que la probabilidad de una recesión en EE. UU. en 2020 o finales de 2019 –y por esa vía entrar en una desaceleración global–, es casi una certeza. 

El recalentamiento de la economía estadounidense es más que evidente, lo que forzará el cierre del ciclo más largo de su historia. Las implicaciones de esto sobre Colombia van desde una mayor volatilidad de los mercados internacionales, hasta presiones devaluacionistas, fuga de capitales y menor crecimiento. 

Las señales a este respecto se empezaron notar con mayor ahínco a finales de 2018. En ese momento, se notó una moderación en la generación de empleo de la economía estadounidense y al mismo tiempo se moderó el discurso de la Reserva Federal (FED) acerca de las intenciones de continuar elevando de manera sostenida sus tasas de intervención. 

Por si fuera poco, los cálculos acerca del impacto de la guerra comercial a ambos lados del Océano Pacífico, afectará el crecimiento de la economía mundial. De hecho, los cálculos de entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), muestran que, de mantenerse la confrontación, el PIB del planeta se expandiría 100 puntos básicos menos de lo que lo haría en ausencia de ella. 

En términos prácticos, esto implicaría una mayor desaceleración por parte de nuestros socios comerciales. Así, sumando la recesión norteamericana, Colombia sufriría el golpe en su comercio internacional e inversión extranjera directa (IED), por mencionar solo los efectos más directos. 

Dicho esto, para 2019, nuestras proyecciones dan cuenta de un crecimiento de la economía colombiana cercano al 3,2%, con probabilidades hacia la baja si el enrarecimiento del clima extranjero se acelera en la primera mitad de este año. Del mismo modo, los fantasmas fiscales que aquejan el equilibrio macroeconómico del país, también son elementos a tener en cuenta al momento de apegarse a esta proyección. 

Así las cosas, Colombia se encuentra transitando por una senda de recuperación con equilibrios poco estables. De la preparación con la que actuemos frente a la tormenta que se avecina, dependerá la salud del aparato productivo nacional en los próximos años. 

Conozca las proyecciones sobre el crecimiento económico, consumo de los hogares, desempleo, inflación, tasas de interés, tasa de cambio, exportaciones, balanza comercial, balanza de pagos, inversión extranjera, reservas internacionales, deuda externa y balance fiscal en nuestra reciente edición “Proyecciones 2019-2022”.

http://lanotaeconomica.com.co/economia/para-donde-va-la-economia-nacional-y-global.html

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