domingo, 7 de diciembre de 2014

La carga tributaria para las sociedades llega a su límite

Mauricio Cárdenas Santamaría, ministro de Hacienda.

Para el titular de las finanzas públicas, una vez aprobado el actual proyecto, la reforma estructural del 2015 no podría gravar más a las empresas. “Habría que pensar en otros tipos de tributación”, Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda.

El Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, defendió el texto del proyecto de reforma tributaria aprobado en las comisiones tercera y cuarta del Congreso.
Asegura que esta iniciativa mejorará el actual Estatuto Tributario y que la reforma estructural que se presentaría el próximo año dependerá de las recomendaciones que hagan la Ocde, el FMI y una comisión técnica que se creará para este fin.
¿Qué opina de la reacción que ha tenido la aprobación en primer debate de la reforma tributaria?
Ha sido un proceso completo; toda reforma tributaria es difícil. Esta es la segunda reforma que me toca estando en el Ministerio de Hacienda. Si algo he aprendido del proceso de reformas tributarias es que son escenarios donde siempre hay enorme polémica, en donde el proceso político es sumamente complejo hasta el último día en que se hace la aprobación.
Estoy abierto a ese debate. Si usted mira, la reforma era una iniciativa que consistía esencialmente en el impuesto a la riqueza más el 4X1.000. Ahora, tenemos una reforma en la que, escuchando la posición de los empresarios, nos comprometemos al desmonte gradual del impuesto a la riqueza. Este tributo desaparecerá en el 2018 y se reemplazará con una sobretasa del CREE, es decir, un impuesto a las utilidades, que es lo que los empresarios han pedido.
Los empresarios decían que aceptaban una sobretasa por un año mientras venía una reforma estructural. ¿Qué les responde?
No hay una contradicción en que esta reforma sea por cuatro años y que el país pueda adelantar otra u otras reformas estructurales a futuro. Esta es una iniciativa que le permite al Gobierno planear con un horizonte para que se puedan iniciar muchos proyectos de inversión que sería imposible que comenzaran si no hay recursos asegurados. Algo muy importante es que el país tiene que seguir estudiando el Estatuto y nosotros mismos vamos a convocar a una comisión de expertos independientes que analicen los diferentes componentes del mismo.
Vamos a escuchar las posiciones de la Ocde –que en enero nos entrega sus recomendaciones– y del FMI, que está haciendo en este momento una revisión de la reforma tributaria del 2012.
Yo mismo he dicho que estoy comprometido a presentar el 20 de julio del próximo año una iniciativa que en un primer capítulo llevaría a la modificación del Régimen Tributario para las entidades sin ánimo de lucro.
Los empresarios dicen que en caso de que esa opción no prospere, la tasa efectiva para las sociedades subiría al 46%. ¿Eso desestimulará la inversión?
Para las sociedades con ganancias de más de $ 800 millones y solamente sobre el exceso de utilidades por encima de $ 800 millones, la tarifa sería el 25 % de renta más 18 puntos de CREE. Eso es 43 %.
Efectivamente la tributación a la sociedades es alta, pero también hay que resaltar que desaparece el impuesto al patrimonio.
También debo decir que la tributación a las sociedades llega a su límite. Es muy difícil pensar a futuro en Colombia en nuevas fuentes de ingresos tributarios basadas en las sociedades. La verdad es que el esfuerzo que hay que hacer de aquí en adelante tiene que ver con ampliar la base, incorporar a la tributación a más empresas y controlar la evasión.
Quedó claro que el Congreso negó la posibilidad de sanciones penales a los evasores…
No se tomó una decisión sobre esa materia. Este punto quedó en suspenso y es cierto que hay resistencia por parte del propio sector empresarial y, naturalmente, eso se refleja en la posición del Congreso frente a la penalización, entendida como cárcel para los evasores. Sin embargo, el grupo de ponentes está comprometido a trabajar en otro tipo de sanciones. Si vamos a dar esa oportunidad de normalización pagando una penalidad del 10 %, también debemos endurecer las sanciones.
¿Por qué es tan difícil convencer al Congreso en este tema?
Cuando las reformas estructurales se han planteado en el país como un borrón y cuenta nueva –como reescribir el Estatuto Tributario de la A a la Z– generan tanta reacción de los sectores que se sienten afectados que bloquean la reforma. Soy muy consciente de que el Estatuto tiene grandes defectos y que debe ser mejorado. Hay un tema pendiente, y que es polémico políticamente: el IVA.
¿Esperaba esta reacción contra la reforma? ¿Habría incluido en la propuesta original otros elementos?
Nosotros hemos escuchado y nos acomodamos en el sentido de buscar fórmulas que estén más cerca de los intereses de los contribuyentes en esta reforma: los empresarios.
¿Le inquieta que se desestimule la inversión?
Ese ha sido uno de los elementos que más se ha mencionado alrededor de esta reforma. El país tiene el impuesto de patrimonio desde el 2003. Esta reforma que expide esa partida de defunción al impuesto a la riqueza tiene otro elemento y es que en esta última etapa ese gravamen se va a basar exclusivamente sobre los patrimonios que tengan las empresas a primero de enero del 2015. Todo lo que se invierta de ahí en adelante no tendrá ningún tributo.
¿Existe alguna posibilidad de que haya cambios profundos en el articulado?
Yo no puedo decir que no habrá cambios, porque este es un proceso político. Creo que está trazada la ruta, que hay una mezcla que puede no ser la óptima o la ideal, pero combina impuestos de una forma tal que busca un equilibrio. Siempre hay espacio para el debate.

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