Cuando la economía crece, crece también el número de empresas creadas por las familias, pero con dificultades y riesgos. “Van naciendo de una manera desordenada, sin entender cómo son las empresas de familias, y sin entender los mecanismos para resolver sus conflictos”.
Así lo advierte Gonzalo Gómez, director del Área Family Business del Inalde. El experto analiza esos riesgos, latentes en una encuesta que hizo la institución a 200 empresarios. La mayoría cae en 10 trampas que abarcan tres esferas: empresarial, patrimonial y familiar.
ARROGANCIA CON EL ÉXITO
Es considerada “la trampa madre de todas las trampas”. Estos empresarios de la primera generación hacen muy bien su tarea y ellos se han vuelto arrogantes. No consideran necesario el consejo de otros para su empresa (32 por ciento), no quieren consejos sobre cómo manejar su patrimonio (36 por ciento). Tampoco aceptan que los asesoren en temas de su familia (47 por ciento).
PÉRDIDA DE VALORES Y PRINCIPIOS
La segunda trampa tiene que ver con la pérdida de valores y principios con el paso de las generaciones.
No es favorable que una virtud que era muy fuerte en una generación, en la siguiente ya no sea tan importante. Aunque no descarta que también puede pasar lo contrario, y valores que no eran importantes en una generación y en la siguiente sí lo sea. Si los valores no son conciliados, las familias empiezan a perder la razón de estar juntos.
Es equivocado pensar que la razón de la unión es el patrimonio porque ese ‘pegamento’ es el más malo que hay, y se deshace muy fácil cuando la generación anterior desaparece.
El 58 por ciento de las empresas cae en esta trampa.
SIN ÓRGANOS DE CONTROL
La misma arrogancia lleva a que las empresas familiares no tengan órganos de gobierno, especialmente en la primera generación. Los encuestados no se reúnen periódicamente para discutir temas estratégicos en un 52 por ciento, temas patrimoniales en un 57 por ciento y de la familia en un 64 por ciento. El 80 por ciento no hace reuniones de accionistas. En la medida en que estas empresas sigan sin órganos de gobierno, harán parte del 70 por ciento que no sobreviven de primera a segunda generación. De cada 100 empresas solo 4 pasan a tercera generación.
NO SABEN QUÉ ES SUCESIÓN
La cuarta trampa es el desconocimiento del verdadero concepto de sucesión, pues las personas comúnmente piensan que lo más importante es determinar quién será el sucesor del Presidente. En verdad es más importante el sucesor emocional, el que mantiene a la familia unida, después viene el líder empresarial y el patrimonial, entonces la ejecución es en tres vías.
En la encuesta 67 por ciento de los encuestados señaló que su junta directiva no ha seleccionado al sucesor de la gerencia.
El fundador no debería nombrar el sucesor para evitar conflictos familiares por su decisión.
El 71 por ciento de los fundadores sigue en el poder con más de 65 años y el 80 por ciento de los sucesores no fueron elegidos por la junta directiva.
NO TIENEN ESTRATEGIAS EXPLÍCITAS
La quinta trampa es la ausencia de estrategias explícitas en todos los ámbitos empresariales.
Estas estrategias son fundamentales para darle lineamiento y un rumbo determinado a la organización.
A juicio de los expertos en temas familiares y empresariales, si se tiene completa claridad sobre la ventaja competitiva de la compañía y se manejan unos indicadores de gestión, es muy difícil que algún empleado no sepa lo que debe hacer y el desempeño de la compañía se podrá cumplir sin contratiempos.
En cuanto a la estrategia patrimonial, la recomendación es que se diseñe un plan sobre aspectos vitales para que las relaciones de negocios entre los miembros de la familia sean armoniosas. Por ejemplo, cómo se manejarán los dividendos y cómo se harán las inversiones. En fin, cómo se administrará la plata.
En la consulta a firmas colombianas, carece de una estrategia empresarial explícita el 56 por ciento de las compañías. Además, el 79 por ciento de los directivos reconocen la falta de estrategias para el buen manejo y administración de los patrimonios familiares.
El 74 por ciento de las organizaciones de familia afirma que no tiene una estrategia familiar.
ACUERDOS SOBRE CASOS DE RIESGO
La sexta trampa es la falta de entendimiento familiar ante situaciones de riesgo. Si los padres no hablan con los hijos sobre cómo se debe actuar ante situaciones críticas como secuestros, extorsión y demás riesgos, los hijos no sabrán cómo ponerse de acuerdo. También, deben educarse en el manejo de su bienestar económico ante otras personas. El 12 por ciento ha sufrido secuestros y 34 por ciento, extorsiones. El 81 por ciento no tiene acuerdos para afrontar situaciones de riesgo y 59 por ciento no ha contemplado prácticas para no llamar la atención de terceros al margen de la ley.
SER DUEÑO NO DA DERECHOS
La séptima es creer que la propiedad otorga el derecho de dirigir una organización. Eso se traduce en que el fundador crea que puede hacer lo que quiera en la empresa.
Entonces los hijos, en ocasiones, asumen erradamente el papel de fiscalizadores de la propiedad.
Se recomienda que tengan perfiles para cada cargo, responsabilidades y niveles de autonomía en la toma de decisiones para evitar el cruce de funciones y un mal clima organizacional.
La encuesta a empresas colombianas arroja que en el 50 por ciento de los casos no están definidos los perfiles ni las responsabilidades claras dentro de la empresa.
De las firmas consultadas, 45 por ciento son de primera generación, 36,6 por ciento de segunda generación y 34,6 por ciento, de tercera.
NO HAY ESTRUCTURAS
La octava trampa entre este tipo de compañías es la ausencia de las estructuras organizativas o de organigramas, tanto en la familia como en la propiedad y en la empresa. En el país, el organigrama se da por árbol genealógico y no por estrategias, que usualmente no son explícitas, comenta Gonzalo Gómez. Esta situación es común en el 50 por ciento de las empresas.
MALAS PRÁCTICAS EMPRESARIALES
Las malas prácticas empresariales rompen la armonía familiar. Pese a que los salarios deben ser de acuerdo al trabajo prestado, en estas empresas a todos los hijos les pagan lo mismo y con salarios por encima del valor de mercado. Los empresarios también reducen los impuestos con gastos de la familia, ajenos al objeto social de la empresa. Así, cuando los padres ya no están aparecen problemas de equidad entre los hijos porque hay uno que gasta más que otro.
Se detectó que 54 por ciento no remunera a los familiares a valor de mercado, 49 por ciento de los accionistas usa recursos de la empresa a manera personal, y en el 50 por ciento de los casos existen negocios vinculados sin claridad en los flujos económicos.
FALTA DE PLANES DE EVALUACIÓN
La décima trampa es la ausencia de sistema de evaluación de desempeño, planes de carrera. El 77 por ciento de las empresas carece de sistemas de evaluación y remuneración adecuados.
La mayoría de empresas familiares tiene el índice de mortalidad muy alto porque tienen estos problemas en las bases de su cultura organizacional. En general, Gonzalo Gómez concluye que si un empresario familiar ataca las 10 trampas enunciadas, su empresa crecerá y se mantendrá en el tiempo. “Si la familia está unida, la probabilidad de que el patrimonio se mantenga es muy alta, pero si la familia está desunida, evidentemente ese patrimonio se va a deshacer”.