Desde la llegada de la tecnología o ‘cuarta revolución industrial’ han surgido nuevas profesiones y otras van desapareciendo. Es más, se estima que en menos de 20 años habrán desaparecido más de 2.000 millones de empleos.
Para el Observatorio para el Empleo en la Era Digital, el 65% de los estudiantes actuales acabará en trabajos que ni siquiera han sido inventados aún. Otros estudiosos como Thomas Frey, director ejecutivo del DaVinci Institute, y autor de ‘Communicating with the Future’, aseguran que “para el año 2030, más de 2.000 millones de trabajos habrán desaparecido”. Y para ser más contundentes sobre esta inexorable realidad, la Universidad de Oxford ha asegurado que cerca de 700 profesiones serán reemplazadas por máquinas en 20 años.
Así el panorama parece aterrador y el futuro se ve incierto. Pero lo cierto es que esto ya está sucediendo y no debe verse como el fin del mundo sino como una gran oportunidad. Desde que empezó a correr la Cuarta Revolución Industrial han surgido nuevas ocupaciones y otras van desapareciendo a medida que las nuevas tecnologías van sustituyendo procesos y optimizando recursos.
Esto quiere decir que la era digital, definida por la velocidad, la colaboración y la experimentación, además de nuevos e innovadores enfoques, impacta de manera directa las formas de trabajo y las habilidades que los trabajadores deben tener para desempeñarse en nuevos ambientes laborales.
Y cuando apunto a nuevas generaciones me refiero no sólo a los millenials, a quienes tratamos de entender, analizar y soportar en el buen sentido de la palabra, sino a las otras que ya están apareciendo de manera discreta en las empresas. Se trata de los Linksters o Generación Z, individuos absolutamente digitales. Estás nuevas castas conviven en el mismo escenario de trabajo con generaciones más antiguas acostumbradas a horarios y escritorios.
Lo cierto es que las nuevas generaciones están empujando diversas experiencias de trabajo donde es más importante colaborar e intercambiar conocimientos, ser más productivos y, sobre todo, innovadores. En este sentido, han sido los jóvenes trabajadores quienes vienen definiendo y exigiendo de sus empleadores herramientas digitales que les permitan ejecutar sus tareas de forma rápida con las puedan operar de manera flexible y eficiente (trabajar desde cualquier parte y a cualquier hora) en un ambiente divertido y libre.
La disrupción tecnológica es, entonces, la que está habilitando los nuevos escenarios de trabajo, y lo seguirá haciendo. Se tiene previsto que se van a dar grandes cambios en los puestos administrativos, en el área de la contabilidad, en los servicios de atención directa al público, en la banca, en el transporte, en la construcción, en las tiendas y en el retail, en los restaurantes...
Así las cosas, empecemos a aprender sobre Inteligencia Artificial, analítica de datos, realidad mixta, internet de las cosas y aplicaciones y servicios en la nube. Es decir, chatbots que son capaces de atender públicos y resolver preguntas, máquinas que aprenden de los comportamientos y costumbres humanas para entregar soluciones al instante, realidad aumentada que permite tener experiencias reales, análisis y cruces de datos que representan nuevas oportunidades de negocio y más y mejores plataformas móviles y flexibles que serán la manera de interactuar con clientes y usuarios.
Para asimilar y operar estas nuevas herramientas, llegan a la lista de nuevas profesiones como Científico de datos, Cosechadores de agua atmosférico, Sistemas financieros alternativos, ingenieros de sistemas de viaje sin conductor y afines, nanomédicos, especialistas en envejecimiento, gastrónomos moleculares, agricultores urbanos, desmanteladores, sensemakers y otros oficios que irán surgiendo de acuerdo con las nuevas necesidades
Ante este reto, Nesta, el gran catalizador de la innovación en el Reino Unido, artífice del FutureFest, aconseja profundos cambios en la educación (para hacerla más multidisciplinaria) y en la planificación (para la creación de clusters de innovación en las ciudades) para que los grandes cambios vengan acompañados de creatividad, ingeniería e inteligencia social, pensamiento adaptable, transdisciplinaridad, lenguaje digital y competencias multiculturales.
Entonces es un buen momento para iniciar los cambios en la cultura corporativa interna, en las estrategias de adopción digital enfocadas al negocio, en la manera cómo nos relacionamos con los clientes y en generar nuevos retos a la hora de administrar la empresa y de interactuar con empleados y servidores. El futuro del trabajo, entonces, no debe aplazarse más.
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