sábado, 23 de agosto de 2014

Profundizar en el agro y clientes rurales, futuro del mercado de los microcréditos

La pobreza rural en Colombia acabó 2013 en 42,8%, por encima del promedio nacional de 30,6%, según el Dane. Esto que se muestra como una desventaja para el país, es en cambio una oportunidad para el sector de microcréditos.

De acuerdo con analistas, dirigentes del gremio y empresarios, el posible fin del conflicto armado en el país obliga a que los bancos y las entidades financieras replanteen sus modelos de negocio. Para Óscar Romero Navas, vicepresidente de Riesgo de Bancamía, deben descentralizar sus ‘estrategias urbanas’.
“Frente al actual proceso de paz, uno de los retos del sector es lograr una profundización financiera en los sectores rural y agropecuario”, aseguró Romero durante el panel ‘Futuro de las microfinanzas y sus desafíos’, en LiSim Score Conference 2014 que se realizó entre jueves y viernes en Cartagena.
En la conferencia moderada por Lilian Simbaqueba, CEO de LiSim, también intervinieron la presidenta ejecutiva de Asomicrofinanzas, María Clara Hoyos, y la consultora en microfinanzas, María Clara Martínez.

Oportunidades y retos
El retorno de la población al campo, la reintegración de ciudadanos excluidos a causa del conflicto, la necesidad de dinamizar la economía rural, el desarrollar de la política de restitución de tierras y reparación de víctimas, y potenciar el uso de capital semilla del Gobierno nacional, serán algunas de las oportunidades para las microfinanzas en un eventual posconflicto.

Habrá varias implicaciones para las compañías de financiamiento y crédito. El principal será el desarrollo de un profundo conocimiento del sector agropecuario, circuitos económicos y sus riesgos. No dejarle todo a los clientes, que en su mayoría serán microempresarios del agro, quienes por lo general confían en que las entidades tengan total experticia en los servicios que ofrecen.
Hoyos aseguró que por parte del Gobierno deben crearse vías para que más compañías del sector accedan a los beneficios de agencias estatales como el Banco de Desarrollo Empresarial y Comercio Exterior (Bancóldex) y el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro).
“Los microcréditos requieren que las entidades que los otorgan sean autosostenibles, y hay muchas entidades que por no estar vigiladas por la Superfinanciera no pueden acceder a beneficios, por lo que el Gobierno debe establecer un puente para que estos servicios lleguen a toda la población rural”, manifestó la presidenta de Asomicrofinanzas.
La necesidad de que el mercado expanda su radio de acción puede palparse en las cifras dadas a conocer durante el Score Conference: la participación de la cartera de microcréditos en el total de la cartera del sistema financiero viene incrementándose. En 2002 era de 1,26% y a mayo último, ya se había triplicado a 4,83%.
Para Óscar Romero, el actual problema climático en el país refleja además que tanto bancos como entidades financieras deben incluir en sus portafolios la gestión de riesgos, si en realidad hay un interés por este nicho.
“Las microfinanzas pueden contribuir promoviendo el espíritu emprendedor, la inclusión social y económica, y generar oportunidades de desarrollo productivo”, puntualizó e vicepresidente de Riesgo de Bancamía.
La ventaja en este segmento que se abre estará del lado de las firmas que se concentren la capacitación de sus asesores, sino también en la educación financiera de nuevos ‘agroclientes’.

Nueva generación de clientes es más informada y volátil
María Clara Martínez, consultora especializada en microfinanzas, explicó que las entidades que presten servicios de microcréditos deben ajustarse a unas nuevas generaciones de clientes que tienen un mejor nivel educativo y, por ende, están mejor informadas y son más volátiles. “Una herramienta válida es el apoyo en organizaciones locales que promuevan la unión en la comunidad, las cadenas de valor y conozcan los mercados locales”, recomendó.

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