viernes, 23 de febrero de 2018

Los precios en 2017

La semana pasada se publicó el dato del IPC para el cierre de 2017 con una variación de 4,09%, lo que ubicó el valor por encima del rango meta del Banco de la República. Con esta publicación vale la pena revisar cómo es comportaron los precios en el año que terminó. 

Con el cierre del 2017, comienza la publicación de diferentes datos económicos que permiten realizar un balance del año que termina y ajustar las expectativas del que inicia. La primera de estas variables es el Índice de Precios al Consumidor – IPC que mide el comportamiento de los precios de la economía a partir de la variación del costo de un grupo básico de alimentos para un hogar llamado la canasta familiar. Estas variaciones en los precios tienen amplias implicaciones, desde cómo afecten el consumo de los hogares y por tanto el crecimiento, hasta las decisiones de política monetaria del Banco de la República, pasando por las elecciones de las compañías en la forma de estructurar sus emisiones de bonos.


El IPC y la vivienda

Es importante entender que dentro de la canasta familiar y por tanto del IPC, existen 9 grupos de bienes y servicios, alimentos, vivienda, vestuario, salud, educación, diversión, transporte, comunicaciones y otros gastos, donde cada uno aporta al comportamiento del índice con un peso diferente. Cada uno de estos grupos permite agrupar diferentes subgrupos de bienes y servicios que comparten características de su categoría. La siguiente gráfica muestra el comportamiento del Índice y uno de sus componentes que más peso tiene: la vivienda (30,10% del total).


Gráfica 1. Elaboración propia. Datos DANE.

En la gráfica 1 se puede ver el comportamiento de las variaciones 12 meses del IPC para los últimos dos años, al igual que la variación del grupo de vivienda. Si bien tanto el aumento en 2016 como la reducción en 2017 del nivel general de precios obedecieron en gran parte al comportamiento del grupo de alimentos, ya que su oferta se enfrentó a una serie de choques exógenos, existen otros grupos que han mostrado comportamientos que vale la pena analizar.

¿Por qué es importante observar estos otros grupos de bienes? Pues porque efectos como el fenómeno de La Niña o el paro caminero, pueden tener un efecto muy marcado en los precios de alimentos, pero así mismo es transitorio y si se busca analizar la tendencia estructural de los precios en el lago plazo es necesario poder descontar estos efectos del análisis. Es por eso que muchos bancos centrales si bien observan el IPC, se guían mucho más por el IPC Base o Básico que excluye esas variables volátiles como los alimentos en Colombia y también el gasto en energía en países como Estados Unidos.

Es por lo anterior que en este análisis me quiero centrar en los gastos relacionados con la vivienda, ya que cuentan con una participación mayor a los alimentos y un comportamiento menos volátil, lo que puede arrojar nuevas luces en el comportamiento de los precios en 2017. En este aspecto lo interesante en la gráfica 1 es notar cómo estos gastos mantuvieron una tendencia decreciente en su tasa para 2016, pero el 2017 se ha mantenido bastante estable en niveles entre 4% y 5%. El mayor aporte al 30% del peso de la vivienda en el IPC viene dado por el subgrupo de gastos de ocupación, el cual también muestra un comportamiento más alto en 2017 que en 2016, con promedios en sus tasas de crecimiento 4,35% y 4,15% respectivamente.

Expectativa contra realidad

Pero no todo depende de los datos históricos, ya que gran parte del comportamiento asociado a los precios se desprende de las expectativas futuras de los agentes de la economía, las cuales afectarán decisiones desde la emisión de bonos de las empresas en tasa fija o indexados al IPC, hasta el ritmo de consumo de los hogares.


Gráfica 2. Elaboración propia. Datos DANE y Fedesarrollo

De acuerdo a la Encuesta de Opinión Financiera publicada por Fedesarrollo el 11 de diciembre de 2017, se esperaba una tasa de cierre del año en 3,95% y para 2018 de 3,50%. Algo que es clave entender es que las expectativas son de una naturaleza variable ya que tan pronto incorporamos nueva información relevante, reajustamos nuestra visión futura. Tal es el caso que se muestra en la gráfica 2 donde cada dato observado tiene un efecto directo sobre la expectativa de la encuesta para el mes siguiente, aunque en diciembre el promedio del mercado no reajustó teniendo en cuenta el dato de 4,12%, sino que se mantuvo la misma tendencia decreciente, lo que explica la diferencia entre el esperado de 3,95% y el real de 4,09%.

Si bien la expectativa para el 2018 tanto en crecimiento como en inflación es más optimista por parte de los analistas y el 2017 presentó una reducción mucho más rápida de lo esperada, en la encuesta de Fedesarrollo de hace un año se esperaba un 4,5% para el cierre de 2017, existen fuerzas estructurales como los gastos asociados a la vivienda que han detenido su reducción los cuales serán la clave real para hacerle seguimiento a la factibilidad de terminar el 2018 dentro del rango meta del Banco de la República.

Un hecho que vale la pena recordar es que para este año se ha modificado el esquema de reuniones de la Junta Directiva del Banco de la República, si bien continuarán siendo 12 al año, se ha determinado que solo en 8 de ellas se tomarán decisiones sobre la tasa de intervención. Así que el seguimiento de estas variables estructurales de precios será vital para que el banco central tome sus decisiones en términos de política monetaria, por lo que la jugada es mantener en el radar las variables de la vivienda y el transporte, eso sí, sin sorprendernos si algún choque externo afectaría a los alimentos.


http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/los-precios-en-2017-por-gregorio-gandini/254234?utm_source=newsletter&utm_medium=mail&utm_content=dinero&utm_campaign=2018_01_17

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